[Lectura bíblica recomendada: Ester 4:6-17].
Todos somos muy importantes para Dios.
Introducción
A.
¿Alguna vez ha pensado privadamente o dicho que alguien debe hacer algo en
cuanto a un problema o necesidad particular?
B.
¿Alguna vez ha pensado que tal vez ese “alguien” pudiera ser usted?
I. En
Israel, hubo ocasiones en que alguien debía hacer algo.
A.
Alguien debía libertar al pueblo de Dios de la esclavitud egipcia (Éxodo 4:13;
Hechos 7:22-25).
B.
Alguien debía salvar a los judíos de la conspiración que Amán había planeado
para destruirles (Ester 5:9-13; 3:8-12; 4:8).
C.
Alguien debía guiar a los judíos que habían regresado del exilio (Nehemías 1:1-11;
4:6; 6:15).
II.
Cuando crea que alguien necesita hacer algo, considere que tal vez ese
“alguien” puede ser usted.
A.
Alguien necesita cuidar de los enfermos y afligidos (Santiago 1:27; Mateo
25:36). ¿Pudiera ser usted ese “alguien”?
B.
Alguien necesita alcanzar a aquellos que están perdidos (Hechos 8:31; Romanos
10:14; Santiago 5:19-20).
C.
Alguien necesita enseñar a los niños (Efesios 6:4; Deuteronomio 6:7).
D.
Alguien necesita renunciar a la disputa (1 Corintios 6:7-8).
E.
Alguien necesita prepararse para los roles de liderazgo (1 Timoteo 3:1).
Conclusión
A. Pedro
escribió que el diablo, “como león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devorar” (1 Pedro 5:8). ¿Será usted ese “alguien” a quien el diablo devore?
B. Si
vemos algo que se deba hacer, en vez de esperar que otros lo hagan, adoptemos
el espíritu de Isaías quien dijo: “Heme aquí, envíame a mí” (6:8).